Mucho había oído
hablar de Mario Obrero y me compré su libro para poder ver qué había en ese
jovencísimo autor pues el “niño” tan sólo tiene diecisiete años. La verdad es
que, si tienes el pelo largo, te declaras ateo y además un poquito de izquierdas,
tienes que ser poeta, pero, ¡ojo!, no necesariamente buen poeta y Mario Obrero
es un buen poeta. No me gustan los poemas que son prosa porque es una contradictio in terminis, pero le reconozco unas imágenes poéticas de gran
belleza y muy surrealistas, esa corriente que cien años después sigue teniendo
adeptos. De verdad que me parece que el chico escribe bien y que, dada su asquerosa
y repugnante juventud, tiene un gran
futuro. Poeta nobis natus est.
Lo del ateísmo es como la disforia de género, se suele olvidar con el tiempo (no digo curar para que no me forren). Lo de la poesía espero que siga cultivándolo y enriqueciéndolo.
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