Mi
amor por Stefan Zweig es tan grande que, desde los tiempos abulenses de farolas
amarillentas y hielo en la ventana, he tenido su foto en mi humilde celda de
trabajo y algunas personas, al ver a ese señor con bigote, han pensado que era
un abuelo o un familiar cuya presencia me reconfortaba. No me hubiera importado
haber sido nieto de don Stefan, pero mi devoción no tiene que ver nada con
lazos de sangre, sino, más bien, con que jamás una lectura suya me llegó a
defraudar. Así tras la lectura de su primer ( y único ) libro de poemas, Cuerdas de plata ( Silberne Saiten), declaro que es uno de los libros de poesía más
hermosos que he leído nunca. En la entrada anterior os citaba un verso de este
libro que vuelvo a citar en esta entrada que estoy escribiendo ahora:
Langsam schleicht die
Stille in den Garten
Lentamente penetra el
silencio en el jardín
Y copio este verso ahora que justo
acaba de anochecer y el silencio ha ido penetrando en este humilde jardín
boecillano que nada tiene que ver con Salzburgo, pero que es, como todo jardín
un símbolo materno, un hortus conclusus,
al decir de don José Jiménez Lozano al que tanto añoro y que la muerte se llevó
antes de la pandemia.
Sé que nunca encontramos el jardín que
llevamos porque wir suchen, niemals
finden (lo buscamos y no lo encontramos) y tan sólo tenemos de él ein Blühen, das von weiten Fernen kam (
un florecer que llegó de lejanas lejanías) que nos deja ein Gedanke zieht so müd und sorgenschwer ( un pensamiento de cansada
preocupación).
¡Leed este libro, por Dios, si sois lo
suficientemente fuertes paras aguantar su belleza! Os dejo esta estrofa de su
poema Im Feld ( En el campo) en la hermosa
traducción de Richard Gross:
Im Feld
Fern Berge, die sich
tief ins Blau Verlieren
und fern des Lebens
un ruhvoller Klang.
Hier ist kein Atemzug
der Welt zu spüren
nur Fliederdüfte wehn
das Feld entlang.
En el campo
Lejos los montes que
en el azul se apagan,
lejos los sones sin
sosiego de la vida.
No hay mundanal
aliento que notar se haga,
sólo flotan por el
campo perfumes de lila.
Y basta.
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