lunes, 1 de noviembre de 2021

FERNANDO ARAMBURU Y SENÉN PÉREZ, TANTO MONTA, MONTA TANTO.

 


¡Por fin he leído a Fernando Aramburu! No lo he hecho con Patria, que la reservo para noviembre, sino con Autorretrato sin mí, una obrita breve en la que Aramburu nos acerca a su intimidad, pero de una forma tan sabia que nos vemos reflejados en ella. Ya llevaba tiempo queriendo hincarle el diente al donostiarra que vive en Alemania, pero tengo que confesar que mi primer encuentro con él no fue nada fructífero. Mi buen amigo Senén Pérez, el librero de Ávila, que nos dejó hace unos años, no hacía más que hablar de lo Fuegos con limón del escritor vasco y un buen día, me dijo que Aramburu se había llegado hasta Ávila y que él le iba a publicar un cuento. Al cabo de un tiempo, me regaló el cuento y su lectura me produjo una gran frustración porque no entendí nada. O ese autor vasco era muy listo y escribía muy bien o yo era muy tonto y no sabía leer. Se lo di a leer a varios amigos de amplia cultura y les ocurrió lo mismo. Por eso, durante más de veinte años, he sido reacio a Fernando Aramburu Irigoyen y no he leído nada suyo. Este autorretrato me ha gustado mucho y la serie Patria,  que vi por HBO,  me pareció espléndida. Le he pedido a Javi, el librero de Olmedo, que me traiga Patria hasta mi rincón olmedano y, cuando la termine – que no será pronto pues es un libro de enjundia-, os contaré. Ya veis que me he reconciliado con Aramburu y mi buen amigo Senén, el librero de Ávila, desde su parcelita del cielo en la que reina Nuestra Señora de Sonsoles, se estará sonriendo con aquella sonrisa socarrona de abulense de ley con la que llenaba de luz aquellas noches de la ciudad de la Santa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario