Pero, entonces, podéis preguntarme con toda la razón: y ¿cuándo se convirtieron en reyes? ¿Fue, como decía Miguel Ángel Hernández Saavedra por la influencia del trono en la historia? No niego – nadie puede refutar a Miguel Ángel -, que algo habrá tenido que ver, pero la razón principal nos la da el papa Benedicto XVI en su ya mencionado libro:
“Así como la
tradición de la Iglesia ha leído con toda naturalidad el relato de la Navidad
sobre el trasfondo de Isaías 1:3 y de este modo llegaron al pesebre el buey y
el asno, así también ha leído la historia de los magos a la luz del Salmo 72,10
e Isaías 60. Y, de esta manera, los hombres sabios (ahí se ve que el papa es
alemán, en lo de die Weisen que
veíamos antes) de Oriente se han convertido en reyes y con ellos han entrado en el pesebre los
camellos y los dromedarios.
Vamos
a ver que dice ese Salmo y lo que dice Isaías:
Salmo 72.10
Los reyes de Tarsis y de las islas
le
paguen tributo.
Los
reyes de Saba y de Arabia
le
ofrezcan sus dones.
Póstrense
ante él todos los reyes
y
sírvanle todos los pueblos.
Y ahora Isaías:
Te cubrirá una
multitud de camellos, dromedarios de Madán y de Efá. (…) Extranjeros reconstruirán
tus murallas y sus reyes te servirán (…)
Y así, como bien decía
Ratzinger, han entrado los reyes en el texto tradición y con los reyes, los
camellos y los dromedarios que no faltan en ningún belén aunque recuerdo, en el
de la Parroquia de Sam Francisco de Borja en la madrileña calle de Serrano, los
Reyes Magos iban a caballo. Nada tengo que decir al respecto pues conocéis mi
amor por todo lo equino.
Si os fijáis en la pintura de El Greco,
los tres reyes aparecen, of course,
con corona salvo uno de ellos que la ha dejado en el suelo para ofrecer a l
niño su regalo.
Espero que mi buen amigo Miguel Ángel se
haya quedado satisfecho.
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