Hay
expresiones que se te quedan en lo más profundo del alma porque eran
expresiones de una persona muy querida que se fue hace tiempo y, un buen día,
al volverlas a escuchar en boca de otra persona, sientes un no sé qué que queda en el corazón. Así me
pasó no hace mucho volviendo en el coche desde el trabajo olmedano con mi
compañera de inglés Carmen Fernández que, en un momento dado, dijo: “¡Ábate la
Virgen!” Y yo, al oír esas palabras, sentí a mi
madre tan cerca como cuando me agarraba a su mandil que siempre olía a
la comida que estaba preparando con abuela Patro en aquella lumbre bilbaína de
mi infancia. Se lo dije a Carmen y me dijo que era una expresión que usaba
desde su infancia. Y le conté lo de mi madre.
Ahí hubiera acabado la historia, pero
para un filólogo no ha hecho más que empezar porque, nada llegar a casa, me
puse a investigar sobre la expresión. Y lo que he encontrado os lo cuento.
Lo primero es el verbo abarse, que bien
en el DRAE y que significa; apartarse, quitarse del paso, dejar libre el
camino. El verbo se usa tan sólo en infinitivo y en imperativo:
abarse
ábate
abaos
Y se puede poner en
subjuntivo para dar órdenes tal y como hacemos habitualmente en castellano:
ábese (usted)
ábense (ustedes)
Sin embargo, la expresión ábate fue
experimentando una evolución léxica que le llevó a tomar un significado de asombro
ante un hecho o una persona. También, en
algunas partes de León , tiene el sentido de ¡prepárate! Mi madre y creo que
también mi abuela María lo usaban como expresión de sorpresa: ¡Ábate la Virgen
con lo que sale ahora!
Desde luego, es increíble la riqueza
que tiene el castellano (y todas las lenguas) para que podamos expresar
nuestros sentimientos.
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