Con
este horror de la pandemia, cada día más, nos estamos convirtiendo en
anacoretas, es decir, en personas retiradas del mundo que se entregan a la
penitencia y a la contemplación. La penitencia actual es aguantar los
informativos con su carga de miedo y de datos y la contemplación puede ir desde
la noche estrellada en plan Fray Luis de León a la “contemplación” de alguna
bazofia de la televisión. Sin embargo, entre ambos extremos, median otras
muchas actividades contemplativas. Anacoreta es una hermosa palabra griega que
está formada por el prefijo ἀνα- que tiene el significado de “hacia arriba” y
así encontramos la famosa Anábasis de Jenofonte y la menos famosa Anábasis de
Alejandro Magno de Flavio Arriano, escritor ya tardío que escribía en griego,
pero que ya era ciudadano romano. Anábasis significa literalmente “ir hacia
arriba” y es lo contrario de catábasis que significa “descender” y así en la
literatura clásica encontramos catábasis famosas como la de Ulises al Hades. Cierto es que Anábasis significa también “subir”
hacia el norte ( de ahí el nombre del libro de Jenofonte pues los griegos recorrieron
en dirección norte la actual Turquía para acabar llegando al mar gritando
aquello tan famoso de θάλασσα, θάλασσα que significa “el mar, el mar” muchos años
antes de que don Paul Valery dijera aquello de La mer, la mer, toujours racommencée y catábasis tiene, en
ocasiones un significado parecido de llegar hasta el mar, eso sí, siempre que “bajemos”
hacia el mar desde un lugar elevado. En la primera encontramos el ya mencionado
sufijo ἀνα- y, en la segunda, el prefijo κατά- (hacia abajo) más el verbo βαίνω,
que aparece en las dos y que significa “marchar”
o “avanzar”. Por lo que respecta a anacoreta, encontramos el prefijo ἀνα- con
el significado de hacia atrás y el verbo χωρέω que significa “retirarse ” por
lo que su significado etimológico es, literalmente, “retirarse hacia atrás” que
suena muy redundante pues es difícil “retirarse hacia adelante”. En fin, que el
anacoreta es el que se retira del mundo. Nosotros ni siquiera alcanzamos ese
nivel y nos quedamos en confinados por Real Decreto.
Así pues, visto lo visto y comprado que
nos queda más pandemia que mili al palo de la bandera, termino esta entrada con
la expresión que se utilizaba con la palabra arriero, pero cambiada ésta por
anacoreta: “Anacoretas somos y por los caminos de la pandemia nos encontraremos”.
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