domingo, 21 de mayo de 2023

LA EUFORIA DE CARLOS MARZAL

 


La palabra griega  εὐφορία que pasa por el latín euphoria y que nos llega al castellano como cultismo con la forma euforia ha tenido una curiosa evolución semántica pues de significar “llevar bien algo”  (εὖ – φέρω) ha pasado a significar “sensación de bienestar” y, añadiendo un poco más al diccionario de la RAE,  diría que “muy intensa esa sensación de bienestar”. Estamos eufóricos cuando la alegría nos invade y nos lleva y nos arrastra. Perdonad por este prólogo que es fruto de mi profesión de profesor de lenguas muertas porque mi idea era hablaros del último libro del mi muy admirado poeta valenciano Carlos Marzal. Lo que pasa es que – os lo juro-, este libro no es un libro, es un botiquín de primeros auxilios ahora que la vida, - ¡quién lo iba a decir! - , empieza a llegar a las penúltimas cuestas. Con un lenguaje sencillo, sin ningún  rastro de absurdo y trasnochado culturalismo (¡toma nota, Jaime Siles!), Marzal llega al corazón para sanarlo porque como ya os he dicho miles de veces la verdadera poesía cura (heilen) y por eso es sagrada (heilig) porque el ser humano, animal incurable e inconsolable según Saramago, necesita la curación por el enigma, la salvación por el símbolo. Pero Hasta la Iglesia, con ese absurdo prurito de allanar el mensaje, se está cargando todo el contenido simbólico y enigmático de las Sagradas Escrituras y no será raro que, para entender el símbolo de la Ascensión cuya fiesta celebrábamos ayer, se acabe diciendo que Jesús llevaba colocados unos inyectores que le permitieron ascender a los cielos o afirmando sin rubor que atravesó un portal de Stranger Things. No podemos (ni debemos) llegar hasta el fondo del misterio porque acabaríamos como aquella pobre desgraciada que mató a la gallina de los huevos de oro. Marzal escribe una poesía sencilla, pero que te pone un nudo en la garganta; otros escriben una poesía falsamente culturalista que produce bascas. Como muestra, un botón: una simple y humilde brida de plástico le sirve a  Marzal para tallar un hermoso poema sobre la vida y la muerte. He aquí poesía de verdad: lo demás, "poesía hamburguesa del MacSiles”.

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