Conocí
a Thomas Bernhard, ese maravilloso autor austriaco gracias a Senén Pérez, el
librero de Ávila, y a Pablo Perera, el filósofo de Saucelle. Desde hace años no
lo he dejado de leer porque sus novelas son absolutamente electrizantes y parece
que una corriente eléctrica las recorre desde el principio al fin. Me quedaba
por leer Tala a la que algunos críticos consideran como una
de las veinte mejores obras en alemán de todos los tiempos. Y no exageran porque Tala, con sus doscientas
veintitrés páginas sin un punto y aparte, es una obra maestra en la que se
describe la intelectualidad vienesa en el matrimonio Auersberger. En ese tedioso
banquete, Bernhard va revisando el mundo intelectual vienés con la precisión de
un cirujano y va talando, uno a uno, los árboles más altos de aquel bosque
podrido. En alemán, se titula Holzfällen-
Eine Erregung, Talar – Una emoción
y la traducción del grandísimo Miguel Sáez es, como todas las suyas, una obra
de arte. Habría que hablar de este eximio traductor de grandes autores (Sebald,
Bernhard, Kafka, Brecht o Faulkner), pero lo dejamos para mejor ocasión. Mientras
tanto, os podéis ir leyendo Tala.
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