domingo, 17 de agosto de 2014

AMOR MI SEÑOR


Como en el caso anterior que ya traté en la entrada que precede a esta, Luisa Castro y un servidor somos, año más o año menos, coetáneos. Yo la leía en el suplemento literario de ABC e incluso en la edición nacional cuando mi abuela Patro leía el periódico que fue de los Luca de Tena. Recuerdo que hicimos el CAP (curso de adaptación del profesorado o algo así porque nunca lo supe muy bien) por la misma época y que ella lo tildó de Curso para Aburrir a las Piedras. El que haya sufrido el CAP me hace solidarizarme con ella y me abre un canal de simpatía; también el que esta chica de Foz escribiera en gallego y el que fuera premio Hiperión con Los Versos del eunuco en 1986 y premio Rey Juan Carlos en 1988 con Los hábitos del artillero. Todo este pedigree debería hacernos gozar con su lectura, pero ¡qué queréis que os diga!, Amor mi señor, un libro de 2005, que parte de unos poemas en gallego, lo he leído y no me ha emocionado pues es, como el caso de El príncipe rojo,  de esa poesía que dice y no dice porque lo importante es bavarder  et faire bruit de mouches que dicen los franceses, pero no decir. Yo la sigo queriendo porque aguantó el CAP como yo y porque se arranca con versos gallegos. De sus poemas os regalo éste que me hace gracia porque ejerce de esposa aburrida.

Buenas noches

Yo sólo espero
que llegue la noche para poder dormir.

Darán las once -no es la hora
todavía
de que se acuesten los niños-.

Un poco más y podré cerrar los ojos
hasta mañana.

El día me despertará
con la misma disculpa de siempre.

Le perdonaré, sí.

 

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