jueves, 21 de agosto de 2014

EL ALTAR MAYOR DE CONCHA ESPINA




Un día, hablando con mi buen amigo Jesús Sanz Rioja, culto profesor en las Delicias, pero no del Bosco, me decía que no había leído nada de Concha Espina y yo le decía que tampoco. Un servidor recuerda bien su calle, desde La Castellana hasta Príncipe de Vergara, pero no su obra. Cosas que pasan. Puesto a la labor, elegí Altar mayor, novela de 1926 por la que le concedieron el premio nacional de Literatura y que fue llevada al cine por Gonzalo Delgrás. En la novela, Teresina recibe ante el altar de Covadonga la promesa de Javier de la Escosura de un amor eterno, pero ya sabemos lo voluble que es el amor. No os cuento más, pero ya os imagináis lo que puede ocurrir con una venganza sui generis de la propia Santina. Escrita en un castellano arcaizante al igual que las novelas de Ricardo León, la obra contrasta con otra novela, Jarapellejos
 
de Felipe Trigo con la que estoy ahora y de la que os contaré a su debido tiempo. El lenguaje poético de Concha Espina es muy hermoso, pero me ha hecho mirar veinticinco veces el diccionario de la RAE porque había palabras que no había leído en mi vida. Os recomiendo la obra, pero modernos y postmodernos que se abstengan y que sigan con Paul Auster.  Por cierto, que la susodicha se llamaba de nombre completo María de la Concepción Jesusa Basilisa. Por fortuna para todos y especialmente para los alumnos de la ESO, se la conoce tan sólo como Concha Espina.

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