Gracias
a un libro del que ya hablaré, Diez
poetas, diez músicos, conocí a Vanesa Pérez – Sauquillo y en la biblioteca de Valladolid me
encontré con Bajo la lluvia equivocada, un
libro al que concedieron el IX premio
de arte joven de la Comunidad de Madrid.
El libro se abre con una cita de Dylan Thomas, ese hombre dotado de un
gran vozarrón y amante del morapio hasta límites insospechados. Yo leí sus
poemas en la edición de Visor, pero tampoco me apasionaron por lo que tendré
que darles alguna revisión ya que a un señor llamado Robert Zimmerman le hizo ponerse
Bob Dylan en su honor por lo mucho que le gustaban sus poemas. En fin, que esa
es otra historia. A lo que íbamos, si Dylan Thomas merece una relectura, Vanesa
Pérez sauquillo ni lo sé. Es poesía joven que tiene que ser irremisiblemente
moderna; innovadora pase lo que pase, atrevida hasta la desvergüenza- ¿existe eso ya?- , pero poco más. El calado es
escaso y sus quilates pocos. Quizás es que yo soy un anacrónico y lo moderno me
produce repelús. Os dejo con el poema que abre el libro y ya me diréis:
Algunas noches me
me llamaba Mary Ann.
Me transformaba en Mary Ann,
la que quedó suspendida en
en un dibujo
cerca de la frontera de Texas
o tal vez Carolina del Norte.
Algunas noches,
suspendida en la línea de un dibujo
que quizás fuera mi propio sentimiento,
y casi sin saberlo,
me trasformaba en Mary Ann
la desaparecida.
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