Alfonso y
Estrella no será la mejor ópera del mundo, pero tiene un no se qué que queda
balbuciendo que encandila. Será el tema romántico del depuesto rey Fruela y su
odio por Mauregato el usurpador y el amor, más que tópico, que surge entre los protagonistas
hijos de los reyes antagonistas; será esas escenas de caza a lo Weber que
siempre alegran el corazón; será que ocurre entre León y Asturias, pero lo
cierto es que el argumento, repito, sin ser gran cosa, lo he seguido con
interés y hasta con pasión. Si a lo que digo le unimos unas voces excepcionales
– Edith Mathis o Fischer- Dieskau entre otros- quizás vayamos comprendiendo el
porqué de mi interés por esta obra de Schubert . Sin embargo, hay algo que no
puedo dejaros de contar: la escena del perdón entre Froila o Fruela y Mauregato que dice como
sigue:
FROILA
¡No soy un espíritu, soy yo en carne y hueso!
¡Levántate y escúchame!
Vengo a perdonarte,
el odio ha quedado atrás.
MAUREGATO
¡Cuanto agradezco tu magnanimidad!
¡Eres grande y bondadoso!
FROILA
¡El amor ha florecido, renueva tu coraje!
Ya he sido suficientemente vengado,
ya expiaste bastante tus culpas.
AMBOS
Es la suprema alegría
que este mundo nos ofrenda
cuando abrazando al enemigo
todo lo perdonamos con amor.
¡No soy un espíritu, soy yo en carne y hueso!
¡Levántate y escúchame!
Vengo a perdonarte,
el odio ha quedado atrás.
MAUREGATO
¡Cuanto agradezco tu magnanimidad!
¡Eres grande y bondadoso!
FROILA
¡El amor ha florecido, renueva tu coraje!
Ya he sido suficientemente vengado,
ya expiaste bastante tus culpas.
AMBOS
Es la suprema alegría
que este mundo nos ofrenda
cuando abrazando al enemigo
todo lo perdonamos con amor.
Y se abrazan y todos
felices. Lo de las perdices no lo digo porque ya está muy visto.
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