Resulta que, hace unos años, Alberto Ruiz Gallardón,
entonces Alcalde de Madrid, montó una perfonmance
o como se diga, para escuchar en la Puerta del Sol el Pierrot Lunaire de Arnold Schönberg. En esa pomada estaba su amigo
y poeta Luis Alberto de Cuenca que no se pierde una ( y hace bien) y ahora el
poeta madrileño del barrio de Salamanca nos ofrece una muy buena y cuidada
traducción de los poemas de Giraud que dieron pie, según nos documenta de
Cuenca, a los poemas en alemán sobre los que Schönberg compuso su música. Luis
Alberto, con el que me une nuestra común afición a Schwob y el que ambos somos
del barrio de Salamanca (que Pablo Iglesias no nos lo tenga en cuenta) y
filólogos clásicos, hace una excelsa edición en francés y en alemán y una gran
traducción al castellano. Yo, a de Cuenca, lo leo desde aquella Antología de la poesía latina que
publicó en Alianza con Alvar en la que, por cierto, dijo en una ocasión que
había deslizado un poema propio que jamás he descubierto. Por favor, amigo de
Cuenca ¿cuál era el poema? Espero que me saques de dudas alguna vez. Ah, y Giraud
era un poeta belga que me pongo a escribir y se me va la pinza. En este poema,
hay mucho ajenjo y mucho vino y, al final, una borrachera de luna. Bueno, si
tan sólo es de eso.
BORRACHERA DE LUNA
El vino que por los ojos se bebe,
a raudales verdes de la luna mana,
a raudales verdes de la luna mana,
y emerge como marejada
los horizontes silenciosos.
Dulces consejos perniciosos,
en el filtro nadan en tropel.
El vino que por los ojos se bebe
a raudales verdes de la luna mana.
El Poeta religioso
del extraño ajenjo se emborracha
aspirando, hasta aturdirse,
y alzando su embelesada cabeza a los cielos,
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