En el pasado año de 2013, allá por el verano, ya
dije algo de Vergílio Ferreira, autor al que he leído mucho y me parece uno de
los grandes, mayor incluso que Saramago que me parece un poquito cargante salvo
en algunos cuentos que me parecen fantásticos. Cartas a Sandra es un libro breve, pero lleno de esa prosa que
tiene una gran hondura, que te hace disfrutar como de un buen licor. Para vino
de cartón ya tenemos la novela actual española de la que se salva esa avis rara que es Jesús Carrasco. Yo,
para leer buena novela, me cruzo la
frontera y allí me están esperando Torga, Ferreira o Peixoto. Que no sólo de bacalhau à Brás vive el hombre.
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