jueves, 22 de junio de 2017

EL INFANTE DON GABRIEL DE BORBÓN, TRADUCTOR DE SALUSTIO





El infante don Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III, nació en Portici, un doce de mayo de 1752,  cuando su padre era rey de Nápoles. Su nombre me ha sonado siempre de la colección Austral en la que estaba su fantástica traducción de Salustio (una de las mejores que he leído) y que se ha seguido reeditando hasta hace muy poco. Pero, ¿cómo llegó este Borbón a ser un erudito? Pues porque el infante recibió una esmeradísima educación y entre sus maestros está el padre  Antonio Soler, compositor catalán que se fue el célebre compositor de las sonatas para clave que sonarían a gloria en las salas del El Escorial. Don Gabriel llegó a ser Gran Prior de la Orden Hospitalaria de San Juan en Castilla y León y en 1771 le encargó a Juan de Villanueva la construcción de la Casita del Infante en El Escorial, más en concreto en la parte sur del monasterio, en donde fallecería – con tan sólo 36 años- un 23 de noviembre de 1788. Con tan sólo veintitrés años, se casó con la infanta María Victoria de Portugal, primero por poderes y después ya “en vivo” en El Escorial. De este matrimonio, nacerían tres hijos: Pedro Carlos, María Carlota y Carlos José Antonio que no llegó a vivir ni un mes ( tan sólo vivió la pobre criatura del 28 de octubre al 9 de noviembre, es decir, unos efímeros once días. Su madre lo había precedido el día 2 afectada por unas viruelas que le dejaron el tiempo justo para dar  a luz al pobre niño. Pero como la muerte no para ni sabe estarse quieta, también se llevó al padre el 23 de ese mismo mes. Es decir, que en noviembre de 1788, murieron, por este orden, la madre, el niño y el padre. Eran flores delicadas de lis estos Borbones casi recién llegados  a la España del XVIII que tenía las tripas curtidas con chorizo y la piel dura como el granito de las Castillas. Los otros dos hermanos, María Carlota y Pedro Carlos, sobrevivieron y el último pasó a vivir a Brasil, pero no adelantemos entradas de blog y quedémonos con el mágico recuerdo del nombre de este infante en las primeras páginas de la Conjuración de Catilina, ésa que aparecía en los libritos de Austral.

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