Muchos años han pasado desde que leí por primera vez este maravilloso poema
de ese poeta latino tardío que es Claudiano, un poeta de Alejandría que fue
poeta de corte de Honorio. Era de lengua griega por su nacimiento en Egipto,
pero la mayoría de su obra está en latín de la que podemos destacar varios
panegíricos y De bello gothico. Sin embargo, su obra más conocida es De raptu Proserpinae. Pero, para este
blog, he vuelto a este texto de mi
juventud, un poema compuesto en dísticos elegíacos, es decir, con parejas de
hexámetros y pentámetros dactílicos, y que siempre me ha resultado una fuente
de gozo. Me he puesto a la labor y he querido dejaros esta traducción que
espero que os guste. Primero, como es lógico, va el texto latino; luego, mi
humilde traducción.
Felix qui propriis aevum
transegit in arvis,
ipsa domus puerum quem videt, ipsa senem;
qui baculo nitens in qua reptavit harena
unius numerat saecula longa casae.
Illum non vario traxit Fortuna tumultu,
nec bibit ignotajs mobilis
hospes aquas.
Non freta mercator tremuit,
non classica miles,
non rauci lites pertulit ille
fori.
Indocilis rerum, vicinae
nescius urbis
adspectu fruitur liberiore
poli.
Frugibus alternis, non consule
computat annum:
autumnum pomis, ver sibi flore
notat.
Ideen m condit ager soles
idemque reducit,
metiturque suo rusticus orbe
diem,
ingentem meminit parvo qui
germine quercum
aequaevumque videt consenuisse nemus,
proxima cui nigris Verona remotior Indis
Benacumque putat litora Rubra lacum.
Sed tamen indomitae vires firmisque lacertis
aetas robustum tertia cernit
avum.
Erret et extremos alter
scrutetur Hiberos:
plus habet hic vitae, plus
habet ille viae.
Feliz el que en campos propios pasó su vida,
a quien la misma casa ve de niño y de anciano;
el que se apoya con su bastón sobre el suelo en el que
gateaba
y cuenta los largos años de su única cabaña.
No lo arrastró la Fortuna con su cambiante tumulto,
ni bebió, como errante peregrino, aguas desconocidas,
ni como mercader tuvo miedo del mar, ni como soldado de
la
[trompeta,
ni causa ninguna defendió en el ronco foro.
Indiferente a todo, sin conocer la ciudad vecina,
disfruta en la contemplación del cielo.
Por los variados frutos, no por los cónsules, los años
cuenta:
otoño por sus manzanas conoce, primavera, por sus
flores.
El mismo pegujal le esconde los soles, el mismo pegujal
se los
[retorna,
y, como campesino, el mundo mide por sus periodos.
Capaz es de recordar la gigantesca encina cuando era
un brote
y ve que el bosque coetáneo envejece con él.
La cercana Verona
más remota le resulta que los negros Indos
y el lago Benaco es para él el Mar Rojo.
Pero sus fuerzas son indómitas y, con firmes miembros,
la tercera generación contempla a un abuelo robusto.
Sea otro el que viaje y explore los remotos iberos:
más tiene éste de vida, más tiene aquel de camino.
Es precioso el poema de Claudiano. Muchas gracias por la traducción. De esta forma lo he podido leer.
ResponderEliminarGracias; Natalia.
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