De la Guerra del Peloponeso, la magna obra de Tucídides que tan bien
estudió Jacqueline de Romilly y que tradujo al castellano, entre otros, mi antiguo profesor Antonio Guzmán Guerra, he
querido recoger y traducir dos fragmentos en los que el ateniense da su opinión
con respecto a esa desgracia que han sido, son y serán todas las guerras
civiles.
TUCÍDIDES, III, 82, 1-3
καὶ ἐπέπεσε πολλὰ καὶ χαλεπὰ κατὰ στάσιν ταῖς πόλεσι, γιγνόμενα
μὲν καὶ αἰεὶ ἐσόμενα, ἕως ἂν ἡ αὐτὴ φύσις ἀνθρώπων ἦι, μᾶλλον δὲ καὶ ἡσυχαίτερα
καὶ τοῖς εἴδεσι διηλλαγμένα, ὡς ἂν ἕκασται αἱ μεταβολαὶ τῶν ξυντυχιῶν
ἐφιστῶνται.
ἐν μὲν γὰρ εἰρήνηι καὶ ἀγαθοῖς πράγμασιν αἵ τε πόλεις καὶ οἱ
ἰδιῶται ἀμείνους τὰς γνώμας ἔχουσι διὰ τὸ μὴ ἐς ἀκουσίους ἀνάγκας πίπτειν· ὁ δὲ
πόλεμος ὑφελὼν τὴν εὐπορίαν τοῦ καθ᾿ ἡμέραν βίαιος διδάσκαλος καὶ πρὸς τὰ
παρόντα τὰς ὀργὰς τῶν πολλῶν ὁμοιοῖ. [3.82.3]
Recayeron sobre las ciudades con motivo de
las revueltas muchas y muy graves calamidades, como las que se suceden y
sucederán siempre, mientras la naturaleza humana siga siendo la misma, con
violencia mayor o menor y cambiando de aspecto de acuerdo con las alteraciones
que se presenten en cada circunstancia. (…)
En tiempos de paz y de
prosperidad, tanto las ciudades como los individuos tienen mejores disposiciones
de ánimo, porque no deben hacer frente a necesidades ineluctables. En cambio,
la guerra al eliminar las facilidades de la vida cotidiana, es una maestra de
modales violentos y modela el comportamiento de la mayoría de los hombres en
consonancia con la situación del momento.
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