Por mi amigo Pablo Perera Velamazán me han llegado muchas
cosas buenas: él me enseñó a leer a Eliott; me habló de Derrida y me enseñó la foto de
Ángel Gabilondo en un libro suyo que vendían en la madrileña Casa del Libro
porque no me podía creer que fuera la misma persona que yo había conocido como
fraile corazonista. Y, hace muy poco, me ha hecho conocer a Santiago Alba Rico,
un filósofo fantástico, del que me ha recomendado Leer con niños que es, sin duda, de los mejores libros que he leído
en mi vida. Alba Rico hace un estudio con escalpelo de esta sociedad
capitalista de solteros en donde los niños
son, ante todo, elementos perturbadores. Recuerdo también a Antonio, el
filósofo de La Puebla de Montalbán y cómo nos hablaba de los hoteles para solteros
en París, precursores de esta sociedad pos-pos moderna. No puedo deciros más
del libro porque sería un gran error. Un libro de tal categoría o se lee o no
se lee. Eso sí, puedo recomendarlo con todo mi afecto para aquellos que aún os
gusten las buenas lecturas que, aunque no hacéis ruido, seguís siendo legión.
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