Insistía
mucho el gran Papa emérito, Benedicto XVI, en que el cristianismo no vino para
suprimir la filosofía griega, sino para culminarla. Es decir, que Sócrates, el Sancte Socrates, ora pro nobis que decía
Erasmo de Rotterdam, era un antecedente de Cristo. Al leer el espléndido libro
del maestro Antonio Tovar, Vida de
Sócrates, encuentro un pasaje que viene a dar la razón a Ratzinger:
“El
sumo bien platónico no es sino la coronación de este anhelo socrático, que no
logró una fórmula tan precisa en el maestro, pero que es la escala por donde se
levanta al monoteísmo y la idea de una
providencia. La causa final es el bien y domina en todos los campos, en la
estética, como en la moral y en la física”
Es
por tanto que esa idea paulina de diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum
que abreviada, omnia in bonum, todo para bien, es la base de la fe en la
providencia divina ya estaba en el Fedón platónico.
Y es que, pese
a lo que nos quieren hacer creer, un poco de filosofía nos aleja de Dios, pero,
entrando a fondo en ella, nos acercamos. Gracias, Pascal, por prestarme la
cita.
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