En esta plácida mañana de vacaciones navideñas en que con
mis hijos veo por enésima vez esa maravillosa película que es Fantasía y que
tanto gustaba a mi buen amigo Jesús Ocaña, no puedo por menos que tener un
afectuosos recuerdo por este simpático conquense que el otro día me escribió al
correo y me envío dos fotografías que han puesto la nota sentimental en estas
Navidades del 2013. Conocí a Jesús en ese lugar paradisíaco que es el Valle de
la Fuenfría en la sierra de Guadarrama ( no Sierra de Madrid como dicen ahora
los analfabetos que presentan las noticias) y era ( y es) un hombre de gran cultura que me
inició en el mundo de la ópera grabándome en “cinta” una selección del trío de
ases de Verdi: La Traviata, Rigoletto e Il trovatore. Era una enamorado de la
Pastoral de Beethoveen y me habló de la muy bonita plasmación plástica que se
hace en esta película que estamos viendo hoy, día de Santo Tomás Becket, el
santo inglés del que Elliot escribió una obra de teatro. Jesús, algo profeta,
me dijo un<a mañana de invierno bajando del collado de Marichiva que
llegaría un día en que no se necesitaría ni cd’s ni “cintas” porque todo cabría
en un chip de memoria. En los tiempos de los que hablo, todavía estábamos con el
floppy disc (para los muy jóvenes un extraíble o disco blando en el que cabía
menos que en la conciencia de Luis Bárcenas) Pues bien, Jesús que había sido
radiotelegrafista y había recorrido el mundo navegando, profetizó así, sin despeinarse,
los lápices de memoria, los MP3 y los MP4 y todo de los que disfrutamos ahora
para reproducción y visión musical ¿Y Ovidio? ¿Qué tiene que ver Ovidio en todo
esto? Pues que Jesús recordaba unos versos de este poeta de cuando estaba
interno en Sigüenza y esos versos eran estos:
Donec eris sospes, multos numerabis amicos.:
tempora si fuerint nubila, solus eris.
Que yo, en mi humilde traducción de las Tristia, traduje así:
Mientras te resguarda la fortuna, por miles contarás los
amigos;
cuando lleguen tiempos de penumbra, estarás solo.
Cuando los traduje, pensé en él y ahora, al rememorarlo
viendo la Pastoral en Fantasía de Walt Disney, lo vuelvo a
hacer. Salve, querido Jesús y feliz 2014.
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