Me llena de satisfacción que
la entrada número doscientos del blog esté dedicada a don Vicente Aleixandre y
a ese libro que, en ocasiones pasa por menor, pero que es un gran libro. Pasa
por menor porque parece que tratándose de la obra poética de un gran poeta su
prosa es algo menor. Es un craso error porque estamos ante un libro
inolvidable. Don Vicente va tratando a los poetas que trató y también a los
prosistas que amó, Galdós y Baroja, y los trata con todo el cariño, con todo el
respeto y con toda la devoción. Si tuviera que quedarme con alguno de los
encuentros (cosa harto difícil), me quedaría con el último, el del poeta
desconocido. Creo que ya no se puede encontrar en las librerías, pero menos mal
que nos quedan las de viejo. Leedlo y disfrutaréis.
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