¡Qué
maravilla de libro he terminado esta misma mañana! Salvador Espriu del que hace poco os hablé por
ese otro libro maravillosos de relatos, Ariadna
al laberint grotesc, me vuelve a sorprender con cien relatos breves sobre
mi muy querida mitología clásica. Su
visión clásica, pero en boca de personajes de su invención o del narrador,
Salom un trasunto de Espriu, alcanza niveles de gran literatura. El gran poeta
era también un gran narrador, un gran maestro en las distancias cortas. Por
cierto, quedan veintiún días de diciembre y qué poco se ha dicho en el resto de
España que este año de 2013 es el año de su centenario. ¡Qué país tan mediocre
somos que nos ocupamos más de la prensa
del hígado que de los grandes autores que han vivido en esta pobre, salvaje y
desnortada tierra!
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