Un poco antes o por ahí, conocí a Carlos Cano en
aquel programa de Radio España que se dedicaba al Folk y que se llamaba Leña.
Oí la voz de Cano interpretando al Salustiano y luego vivieron muchas más canciones,
todas de exquisito gusto y alejadas folklorismo barato y del flamenquito que
impera en nuestros días. Sentí su muerte y lo sigo escuchando mucho porque su
sensibilidad en las letras y en la música me es un referente.
A Carlos Cano le he
dedicado ha poco este soneto:
CARLOS
CANO
Rafael de
León y el Salustiano;
un fado
que, sin rumbo, anda perdido.
Miguel
que entre rosas se ha dormido,
La Tani
con su garbo tan gitano.
Antonio,
con su vara de la mano,
por
fandangos a Gerald le ha seguido.
La Lirio
con duquelas, sin sentido,
llenando
de claveles el verano.
Se pirra
Chamberí por sevillanas;
loca está la monja en su alacena
rezando
su oración por colombianas.
y un
poeta en Granada ríe su pena
con un
fondo de nieves y campanas,
con un
aire embriagado en hierbabuena.
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