En la vieja tienda del señor Palacios vendían
aquella cinta (así llamábamos a las cassettes en aquellos tiempos) morada, con los trigos amarillos y la efigie de don
Antonio Machado. Cuando, por fin, la pude tener entre mis manos, corrí a mi
radiocassette Sanyo, -monoaural, por supuesto- y empecé con Cantares, con Las Moscas, con las Coplas de
don Guido, con La Saeta. Era mi
primera “cinta” de Serrat del que luego escuché Tu nombre me sabe a yerba, con aquel estribillo de “porque te
quiero a ti, porque te quiero a ti, dejo estos montes y me vengo al mar”. Y Mediterráneo, que escuché en Valladolid,
en casa de mi tía Julita y del que se me quedó para siempre el Vencidos
porque yo ya andaba con trece años un tanto “vencido”. Serrat me ha
acompañado siempre, es un gran cantante del que he tenido la suerte de verlo en
aquella gira que hizo con 100% Serrat
acompañado al piano por Ricard Miralles, el grandísimo pianista y arreglista
que acompaña a Serrat desde el principio de su carrera. Con este escrito, abro
una colección de entradas en las que voy a tratar de “mi otra música” y en
ellas os iré hablando de esos cantantes que tanto han significado en mi vida.
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