En una
entrada anterior, os he contado cómo don Antonio Maura murió en el palacio de
El Canto del Pico y cómo este palacio era propiedad del conde de las Almenas.
Merece la pena que nos paremos un poco en este edificio singular. Don José María
del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, decidió construirse una casa de
estilo neogótico en lo alto del paraje conocido como Canto del Pico. Él mismo
diseñó los planos y las obras duraron desde 1920 a 1922. Una mañana de diciembre
de 1925, don Antonio Maura, que estaba en la finca de su hijo Gabriel, llamada El Pendolero, se acercó a pintar a la
casa de su amigo el conde y, bajando las escaleras, falleció. En el lugar del
óbito del político, don José María puso una placa que reza: Bajando por esta
escalera, ascendió al cielo don Antonio Maura. No voy a entrar en detalles, pero el conde, que ya
había gastado toda su fortuna y que estaba sumido en una depresión por la
muerte de su único hijo en la Guerra Civil, acabó regalando la finca a Franco que le dio
un uso muy particular del que ya hablaremos. La fina fue vendida por Carmen
Franco Polo a un consorcio hotelero para construir un hotel de lujo, pero, como
nuestro Colegio de los Escoceses, sigue esperando tiempos mejores. Llenos de
maleza están sus jardines románticos y casi en ruinas el palacio que albergó la
colección de arte del conde. Algún día - esperemos.- antes de que se caiga a
pedazos, alguien se hará cargo del Canto del Pico.
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