Seguimos,
con vuestro permiso, con la historia de Helena de Troya. Una vez en Troya,
Helena es querida y respetada tanto por Príamo como por Héctor, su cuñado si
tomamos como pareja de hecho ( que no de desecho) la formada por Helena y
Paris. Sin embargo, los habitantes de Troya, aun reconociendo su enorme
belleza, no dejan de atribuirle los males que está padeciendo la ciudad. Cuando
Helena está junto con Andrómaca, la mujer de Héctor, viendo las tropas desde la
muralla troyana, es decir, haciendo una teichoskopia,
va presentando a los que están con ella a los principales caudillos aqueos y, también
desde ese lugar, verá el combate de Menelao con Paris. Cuando acaba el combate,
Afrodita le dice que vaya con Paris y ella no está de acuerdo. Sin embargo,
ante las amenazas de Afrodita, Helena cede y va con Paris. Ya hacia el final
del poema, Helena se lamenta por la muerte de su cuñado Héctor y, para hacer
ver que se siente más troyana que el Escamandro, dice que lleva ya veinte años
en Troya viviendo en coyunda con Paris. Vamos, que era tan troyana ya como
Príamo y sus hijos. Mas los hechos que veremos en la próxima entrada niegan
esta condición de troyana pues Helena parece ser que fue clave para que los
aqueos entraran en la triste ciudad de la Ilíada. Vamos que la chica jugaba a
dos bandas. Pero eso para la próxima entrada.
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