domingo, 10 de mayo de 2020

ESTÁBASE LA EFESIA CAZADORA O LA POESÍA MITOLÓGICA EN QUEVEDO


Me gustaría haceros un pequeño comentario de textos de este maravilloso soneto de don Francisco de Quevedo en el que trata del mito de Acteón, aquel pastor que, por ver a Diana desnuda mientras se bañaba en una fuente con sus ninfas, fue convertido en ciervo y devorado por sus propios perros. Don Francisco solía usar la mitología con un sentido moral, es decir, para dar consejos. Esta costumbre ya era usada en la Edad Media en donde había un Ovidio “moralizado” que servía para instruir en el comportamiento. ¿Cuál es la idea que no quiere transmitir Quevedo? Pues que por los ojos puede entrar mucho mal al alma algo que, por otra parte, es un tópico en la literatura mística y religiosa. Veamos el poema:

Estábase la Efesia cazadora
dando en aljófar el sudor al baño,
cuando en rabiosa luz se abrasa el año
y la vida en incendios se evapora.


De sí, Narciso y ninfa, se enamora;
mas viendo, conducido de su engaño,
que se acerca Acteón, temiendo el daño,
fueron las ninfas velo a su señora.


Con la arena intentaron el cegalle,
mas luego que de Amor miró el trofeo,
cegó más noblemente con su talle.


Su frente endureció con arco feo,
sus perros intentaron el matalle,
y adelantóse a todos su deseo.

 

Vamos a analizar el primer cuarteto:

 

Estábase la Efesia cazadora
dando en aljófar el sudor al baño,
cuando en rabiosa luz se abrasa el año
y la vida en incendios se evapora.

 

La Efesia cazadora es Artemis / Diana a la que llama así porque Ártemis tenía un templo muy conocido en Éfeso y cazadora porque era diosa de la caza. Dando en aljófar el sudor al baño, significa que las gotas de sudor que eran como perlas pequeñas (eso significa aljófar en castellano) se las estaba quitando por medio de un baño refrescante en la fuente en la que estaba con las Ninfas.

         Ahora Quevedo, que ya nos ha adelantado la idea del calor, con la palabra sudor, nos sitúa en el verano:

cuando en rabiosa luz se abrasa el año
y la vida en incendios se evapora.

Ese sudor y esa vida que en incendios se evapora nos remiten a un día de mucho calor en que la calima cubre el cielo.

Bellísimo es el segundo cuarteto:

De sí, Narciso y ninfa, se enamora;
mas viendo, conducido de su engaño,
que se acerca Acteón, temiendo el daño,
fueron las ninfas velo a su señora.

         La diosa se ve en el agua y se enamora de sí misma (Narciso) y se queda ensimismada en su propia imagen. Sus ninfas sí que están atentas y ven que se acerca Acteón. Entonces, para impedir el daño (que vea desnuda a la diosa) se ponen por delante y hacen de humano velo.

 

Vamos ya a por el terceto primero:

Con la arena intentaron el cegalle,
mas luego que de Amor miró el trofeo,
cegó más noblemente con su talle.


Le intentan cegar al pastor con arena, pero éste, que ya ha visto a la diosa, se queda ciego,  no por la arena, sino por el talle “divino” de Ártemis.

Y ya, por desgracia pues es mucha la belleza que tiene este soneto, el último terceto:

Su frente endureció con arco feo,
sus perros intentaron el matalle,
y adelantóse a todos su deseo.

 

En su frente, una vez que ha visto a la diosa en el baño, le salen los cuernos de ciervo y todo él se acaba  transformando en venado. La historia nos cuenta que fueron sus propios perros los que le intentaron matar, pero, según Quevedo,  lo que de verdad le mató fue el deseo de “conocer” a la diosa que estaba corita frente a él. Es decir que, cuando los perros llegaron, ya estaba el muchacho herido de amor herido, herido, muerto de amor.

         Bellísimo soneto al que he intentado acercaros mediante este mi muy humilde comentario. Espero que os haya gustado y, en breve, repertiremnos con otro.

 

 

 



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