Quiero
contaros hoy algunas cosas sobre Helena de Troya o también Helena de Esparta.
Lo primero es su nacimiento originalísimo: en la misma noche, su madre, Leda,
tendría relaciones con Zeus, éste metamorfoseado en cisne, y con su santo esposo
Tindáreo, éste en “cuerpo mortal”. De aquella noche y a partir de esas dos
relaciones, Leda puso dos huevos (lógico hasta cierto punto si había tenido
relaciones con un cisne): del primero nacerían Helena y Pólux, considerados
hijos de Zeus, y, del segundo, Clitemnestra y Castor. Los dos primeros serían
inmortales por ser hijos de Zeus y los dos segundos mortales. Sin embargo, una
gran pena embargó a Cástor por que un
día tendría que dejar a su hermano y los dioses consiguieron que ambos fueran
inmortales y conocidos como los Dióscuros que en griego significa, los chicos
de Zeus.
Siendo
muy pequeña Helena y mientras estaba en un sacrificio en el santuario de
Artemisa Ortia en Esparta, fue raptada por Teseo que iba acompañado - ¡cómo
no!- , por su amigo Piritoo. Echaron a suertes la muchacha y le correspondió a
Teseo que se la llevó a Atenas. El pueblo ateniense no la dejó pasar y el
muchacho se la llevó a su madre, Etra, que habitaba en Afidna, una localidad a
unos veintisiete kilómetros de Atenas. A continuación, los dos amigos se van
para el Hades con la idea de raptar a Proserpina y darla como mujer a Piritoo
(¡Qué obsesión con lo de raptar chicas!). Mientras los amigos estaban por el
Hades, los Dióscuros rescataron a su hermana y, de propina y ya que estaban allí,
se llevaron a la madre de Teseo y a la hermana de Piritoo para ponerlas como
esclavas al servicio de Helena.
Cuando
ya Helena estuvo en edad de casarse, empezaron a llegar pretendientes cuya
lista omito por prolija, pero os diré que en la Biblioteca del Pseudo Apolodoro
se cuentan treinta y uno, todos de la beautiful
people de Grecia. En esa lista estaban Teucro, Odiseo, Patroclo, Áyax mayor
y menor, Diomedes y un largo etcétera. Su padre Tindáreo, viendo que se podía
provocar una guerra entre los pretendientes, acoge un consejo de Odiseo (este
Odiseo siempre aconsejando) en el que le dice que los pretendientes tienen que
aceptar la decisión que se tome y que tienen e que acudir en ayuda del
pretendiente al que corresponda Helena si éste se encontrara en peligro de
perderla o hubiera sido raptada. Este juramento es fundamental para entender
por qué, tras el rapto de Helena por Paris, todos los que habían sido sus
pretendientes se embarcan en una guerra para rescatarla. Sin este detalle no se
entendería por qué reyes lejanos tenían que ir en busca de la mujer de Menelao
que, si se había quedado sin mujer, su
deber como macho griego era ir a buscarla y matar al raptor. Odiseo no dio este
consejo de manera desinteresada pues, como era costumbre “de la casa” tenía que
sacar provecho y así fue: a cambio del consejo, Odiseo se casaría con la prima
de Helena y sobrina de Tindáreo: Penélope de la que ya hablaremos en su momento
y lugar. Tindáreo eligió para su hija a Menelao de Esparta, hermano de Agamenón
que estaba casado con Clitemnestra que, si recordáis , era la hermana de Helena
nacida del segundo huevo junto con Cástor.
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