lunes, 28 de agosto de 2017

A VUELTAS CON LOS HUEVOS (MOLES DE AVEIRO)



Acordaos que, el año pasado por estas mismas fechas, traté de los ovos moles aveirenses y di como posible origen una teoría que venía a decir que los huevos se habían inventado por un donativo de huevos que había recibido el convento de las Dominicas  las cuales, al no saber qué hacer con tantos huevos y para que no se estropearan, inventaron tan suculento dulce. Sin embargo, este año he podido tener acceso a otra versión que me parece más apropiada. El origen  se sitúa no en  el Convento de las Dominicas, sino en el de las Madres Carmelitas, bellísimo convento con un artesonado de gran valía. Pero no sólo estaba equivocado el lugar de origen sino el origen mismo de los huevos que, según me lo contaron, os lo cuento: las monjas usaban la clara de huevo para dar el apresto a sus hábitos y no usaban las yemas más que para la cocina y cuyo sobrante terminaría seguramente en la basura. Sin embargo, un buen día, sin duda Spiritu Sancto coadiuvante, a las monjas se les ocurrió que, puesto que tenían oblea sin consagrar para las sagradas formas, podían utilizar ambos ingredientes, la yema y la oblea, y crear un  postre. Y así nacieron os ovos moles que recuerdan a las yemas de Ávila por la mezcla de yema y azúcar y que a un servidor no le gustan recién hechos, sino cuando están algo más secos porque la yema poco compactada me produce un cierto repelús en el paladar. Manías de los Platones que no impiden que este dulce sea un dulce muy apreciado por paladares exigentes y que Aveiro venda cada año, por el verano,  - que siempre es en esta ciudad portuguesa ventoso y bellísimo, con su olor a maresia y su luz suave y como pasada por un fino tamiz - ,  muchos miles de huevos. ¡Y todo por las madres Carmelitas!



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