Después
de los días de Córdoba, me he puesto a leer ese maravilloso libro que es Misterios del arte flamenco del gran poeta
cordobés Ricardo Molina. Empieza fuerte don Ricardo y dice ya en su NOTA DEL
AUTOR una gran verdad:
El flamenco es una Weltanschauung, es decir, una manera de concebir el mundo y la vida.
Sigue el poeta diciéndonos que el ideal flamenco no es ni lo bello ni lo
hermoso, que el flamenco es la voz herida de un pueblo que lleva siglos de
silencio y sufrimiento; que por eso, el flamenco es introvertido, es el arte de
la cueva, que es, a su vez, el útero
femenino, y de la herrería, con su fuego, con su mundo sexualizado de la
minería primitiva; que el flamenco encuentra su extroversión en la taberna, en
la venta y, más tarde, en la sala de fiestas o en el teatro y el festival que
son mundos alejados del primitivo origen íntimo del flamenco. Porque, no lo
olvidemos, el flamenco nace en la familia y, más en concreto, en la familia
gitana que es patriarcal y, aún más en concreto, nos dice el poeta cordobés que
encontramos sus formas más puras en los cantes de boda dentro de ese mundo
prohibido que son las bodas gitanas. Para Molina, el cante tiene un sujeto que
son los gitanos pero también, fuera de ellos, hay brotes aislados como son los
cantaores payos que los hubo, hay y habrá de gran calidad y hondura. Sin lo gitano,
no se puede entender lo flamenco y los aficionados sabemos que, en los jaleos,
se dice con mucha frecuencia “canta gitano” o “toca gitano” como sinónimo de
decir “canta con pureza” o “toca con pureza” entendiendo por pureza tocar y
cantar según la forma ancestral flamenca que proviene de la casa y de la cueva.
Fantástico estudio antropológico del
flamenco que es el cante del pueblo por antonomasia que escribió el gran poeta
y flamencólogo cordobés Ricardo Molina.
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