La primera vez que oí hablar a alguien de Manuel
Ciges fue a José María Herranz, el hombre más culto de Ávila, que me contaba de
su estadía en la ciudad como Gobernador Civil de la república, de cómo era el
padre de Luis Ciges y de cómo murió fusilado. Han pasado algunos años y he vuelto
a encontrarme con Ciges al leer su espléndida biografía de Joaquín Costa del
que en otra entrada hablaremos. Manuel Ciges Aparicio nació en Enguera, Valencia,
en 1873 y como su biografiado, Costa,
soñaba con una España nueva, regeneracionada y republicana en lugar de
degenerada y monárquica como estaba siendo en la Regencia y con Alfonso XIII.
Ninguno de los dos tuvo fortuna y, si Costa fracasó hasta después de muerto (el
protagonista de esta entrada dixit), Ciges fue fusilado un 4 de agosto de 1936
en la muy casta y devota Ávila del Rey por ser el gobernador de ese gobierno
que empezaba, desde hacía unos meses, a ser
desgobierno. Ciges se casó con Consuelo Martínez Ruiz, hermana de Azorín y
tuvieron a Manuel y a Luis, dos hermanos de los que al último hemos tenido la
fortuna de verle hacer papeles impagables en películas como Amanece que no es poco, El bosque animado o en La escopeta nacional en donde interpretó
al inolvidable criado del señor marqués de Leguineche, ese papel que parecía escrito
para Luis Escobar que se representaba a sí
mismo. Manuel Ciges escribió una novela que quiero leer y que, cuando la
lea, os la contaré en este blog: El
vicario. Mientras tanto, tened paciencia.
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