Tras la
lectura de El juego de ojos de
Canetti, no me queda ninguna duda de que Alma Mahler no era santa de su
devoción. A la esposa de don Gustav la tilda como “la gorda” o como la “viuda
oficial” (algo así como una Isabel Pantoja, pero en la Viena de principios del
siglo pasado). Lo cierto es que Alma Schindler tuvo un historial de hombres
verdaderamente impresionante. Alma había
nacido en 1879 en Viena y se casó con Mahler en 1902, a los veintitrés años.
Con él tuvo a María, que murió a los cinco años (¡Ay, esos Kindertotenlieder) y
a Anna, escultora y poseedora del juego de ojos del que habla don Elías. Pero
la señorita Sichindler no llegaba al matrimonio como una jungfrau pues había tenido relaciones amorosas con el pintor Gustav
Klimt, el músico Alexander von Zemlisnky o el director teatral Max Burkhard. En
1910, dejó a Gustav en Toblach, el sitio en donde veraneaba el músico, y ella
se marchó para el balneario de Tobelbad a donde fue para curarse de la depresión
en la que le había sumido la muerte de María. Allí conoció a Walter Gropius con
el que tuvo un apasionado romance del que el pobre Mahler tuvo noticia y que
fue su puntilla. Mahler moría en 1911 y Alma tuvo otro romance con el pintor Oscar Kokoscha que la
retrató en su cuadro La novia del viento.
Pero el amor apasionado de Oskar no gustó a Alma y lo acabaron dejando. El
pintor quedó tan afectado que, según cuentan, se hizo una muñeca con la forma
de Alma y la llevaba a todas partes. Vamos, para una película de Berlanga. Pero
Alma no se detuvo y, asustada por tan impetuosos amor, se volvió a echar en los
brazos de Gropius con el que se casó a en 1915 y con el que tuvo a Marian, una
pobre chica que moriría a los dieciocho años víctima de la poliomielitis y para
la que Alban Berg compuso su concierto para violín “A la memoria de un angel”.
Pero es que, antes de volverse a casar, Alma había mantenido una relación muy tempestuosa
con el biólogo Paul Kammerer y la situación había llegado a tal grado de
tensión que el científico amenazó con irse a pegar un tiro a la tumba de Mahler
(luego dicen que los centroeuropeos son fríos…) Item más: estando casada con
Gropius, Alma tuvo un romance con Franz Werfel con el que tuvo un niño que
murió prematuramente y que se llamó Martin Carl Johannes. Alma se divorció de
Gropius en 1920 y se casó con Werfel, pero las malas lenguas cuentan que, hacia
1932, tuvo un romance con el sacerdote Johannes Hollnsteiner.
Debido
a la ascendencia judía de Werfel, el matrimonio huyó a Francia y de Francia a
Nueva York en donde Alma viviría hasta los ochenta y cinco años, exactamente
hasta 1964.
Quizás
lo más doloroso de esta historia es que Alma tuvo a muchos hombres, pero, en el
fondo siempre se sintió muy sola. Pero ya seguiremos hablando de Alma más
adelante porque el tema lo merece.
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