Es raro
que los que han estudiado en la Facultad de Filología de la Complutense no
recuerden esa inscripción latina que, cada día más borrada por el paso del
tiempo y por ser políticamente incorrecta se encuentra en la puerta principal
de la Facultad. Don Antonio Ruiz de Elvira le dedicaba hermosas y sabias
palabras en sus clases y, en homenaje a él, quisiera recordaros aquella
inscripción que decía así:
SISTE VIATOR ALMAE HVIUS SCHOLAE
PROFESSOR ET ALVMNI QVORVM HIC ADSPICIS NOMINA VITAM PRO PATRIA ET FIDE LIBENTER
IMMOLAVERUNT MORTVI ADHVC LOQVVNTUR VIRTVTIS ATQUE INMORTALITATIS VIAM MIRABILI
OSTENDENTES EXEMPLO
Tal y
como podemos comprobar la inscripción está escrita en letras capitales romanas,
sin signos ortográficos y con la U representada por la grafía V.
La traducción en castellano, ya con
signos ortográficos, dice así:
¡Detente,
caminante! El profesor y los alumnos de esta nutricia escuela, cuyos nombres aquí ves escritos, la vida por la patria y por la fe libremente
inmolaron. Muertos todavía hablan, mostrándonos el camino de la valentía y de
la inmortalidad con su admirable ejemplo.
Tan
sólo algún comentario:
En
primer lugar, el Siste, Viator es la inscripción típica de las
tumbas romanas que, colocadas junto a los caminos, requerían la atención del
caminante para “contarle” quién era el propietario de la estela sepulcral.
En
segundo lugar, he traducido schola
por escuela, pero podía haberlo hecho perfectamente por Universidad; el
adjetivo alma (del verbo alo, alimentar), referido a la Universitas sicut mater es un tópico que
se repite hasta la saciedad. Es la idea
de que la Universidad es la madre que alimenta la sociedad, la nodriza que nos proporciona el alimento espiritual pese a
que los planes de Bolonia se empeñen en hacerla esclava de las empresas y del
poder financiero. No debemos abusar del sintagma Alma mater, como muy bien decía don Fernando Lázaro Carreter en sus
certeros dardos en la palabra, pues, referido a un hombre resulta un tanto
llamativo. Por ejemplo: el profesor X fue el Alma Mater, la madre nutricia de
la Facultad de Filosofía.
En
tercer lugar, el profesor y los alumnos murieron por España en la Guerra Civil
y luchando por el bando franquista de ahí que, como decíamos al principio, por
ser políticamente incorrecta, se deje sepultar por el olvido y la desidia.
Si
vais por Madrid algún día, y os pasáis por la Facultad de Filología, acordaos
de mí (pasé en ella siete años entre licenciatura y doctorado) y de las veces
que miré esta inscripción.
En
fin, que estupideces se dicen cuando la temperatura está cercana a los cuarenta
grados.
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