Durante
bastante tiempo, he ido leyendo la traducción que el gran poeta catalán Enrique
Badosa fue publicó en Ediciones La Veleta de Granada. Badosa no es (que yo
sepa) filólogo clásico de profesión y eso hace que la comunidad universitaria
lo rechace de facto como ocurre con
las traducciones y paráfrasis que, sobre poetas clásicos, hicieron tan buenos escritores como Ramón Pérez
de Ayala o Ramón Cabanillas, el vate de Cambados. El corporativismo prima sobre
la objetividad y mis colegas se quedan ciegos ante traducciones que, sin estar
rebosantes de notas a pie de página, poéticamente son de gran belleza. Badosa
ha hecho un gran trabajo de traducción y en sus textos en castellano se nota
que es, sobre todo, un poeta y no un seco y aburrido profesor universitario
que, como cuentan de aquel teacher oxoniensis
, emocionado por un poema de Horacio,
pidió perdón a sus alumnos. En fin, ya sabemos cómo son los hijos de la pérfida
Albión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario