En
Burgos, en el Paseo de la Isla, 31, 3º, nace un niño al que sus padres bautizan
como Rafael, Arturo, Álvaro, José de la Inmaculada Concepción y Luis Gonzaga. Por fortuna para el niño, tan sólo lo llamaban
Rafael y Rafael fue un niño normal que hizo su primera comunión en las Salesas
de Burgos hasta que en 1920 contrajo unas fiebres coli-bacilares que hicieron
que dejara de asistir al colegio. La enfermedad fue grave y el padre lo llevó a
la Virgen del Pilar para darle gracias por la curación. En 1922, el padre, don
Rafael, que era ingeniero de minas, se traslada con toda su familia a Oviedo y
en la ciudad ovetense comienza Rafael sus estudios en los Jesuitas. También,
fuera del colegio, va a clases de pintura con don Eugenio Tamayo. En 1930, tras
obtener el grado de Bachiller en la Universidad de Oviedo, Rafael es admitido
en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Hasta aquí no hay nada
especial: un niño burgalés que va al colegio, que enferma, que sana y que
quiere ser arquitecto. Sin embargo, hay un hecho fundamental en la vida de
Rafael: el 23 de septiembre de 1930, con diecinueve años, visita por primera
vez, el Monasterio de San Isidro (La Trapa) en Dueñas, Palencia. Su vida ya no
sería la misma porque la Trapa ya no salió del corazón de aquel joven. Y así
vemos como del 17 al 26 de julio de 1932, va a hacer unos ejercicios
espirituales a Dueñas. Sin embargo Rafael sigue estudiando para arquitecto,
hace la mili en Ingenieros y sigue su vida “del siglo” hasta el 15 de enero de
1934 en que entra en La Trapa como novicio. En ella estará cuatro meses hasta
que sus superiores, viendo que la diabetes que padecía necesitaba cuidados en
su casa, lo envían para Oviedo. En 1936, Rafael vuelve a la Trapa y, como no puede
hacer votos religiosos, se queda como Oblato. Pero el año 36 es un año terrible
en España y en septiembre de ese año, Rafael y otros hermanos de La Trapa son
llevados al frente. ¿Qué iban a hacer unos frailes con las ramas de la guerra?
Rafael además está enfermo y lo declaran incapaz para el servicio. Vuelve a la
Trapa y en 1937 lo mandan de nuevo para su casa. Pero como ya hemos dicho y repetido,
Rafael tenía La Trapa en su corazón y, en septiembre de 1937, saltándose los
consejos de los médicos, vuelve a entrar en La Trapa de la que ya no saldrá pues
muere, en olor de santidad, el 26 de abril de 1938.
De
sus escritos os copio estas líneas que tanto me recuerdan a San Josemaría:
Aprovechemos
esas cosa pequeñas de la vida diaria, de la vida vulgar…no hace falta, para ser
grandes Santos, grandes cosas; baste el hacer grandes las cosas pequeñas.
San
Rafael Arnáiz Barón está enterrado en el monasterio de La Trapa en Dueñas ,
Palencia y yo, humilde visitante de ese monasterio palentino, tuve el atrevimiento
de dedicarle este soneto:
HERMANO
RAFAEL
En
pláticas de amor muy silenciosas,
la
noche con su viento te llegaba
y
aquel viento de vida te besaba
acunado
entre ramas amorosas.
Nada
son tristes horas rigurosas
a
cambio del Amor que bien te amaba
dejando
por la tierra que pisaba
el
bonus odor Christi entre las rosas.
A
solas en tu Trapa repartías
Amor
en tu trabajo a tiempo cierto
y
era a Dios quien a solas tú sentías.
Y
al frío del invierno en aquel huerto,
de
puro enamorado comprendías
el
cielo que tenías entreabierto.
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