Es el
principio de la noche madrileña cuando unos jóvenes estudiantes universitarios,
con bolsas de bebidas, se encaminan a coger un autobús. Se llegan hasta un
polígono del cinturón de Madrid y allí se van encontrando con otros
universitarios. Beben y beben y vuelven a beber. Y fuman y fuman y vuelven a
fumar. Y se ponen de pastillas hasta el culo y corre la coca en barra libre.
Hasta aquí todo “normal” salvo que estos jóvenes serán en un futuro próximo
nada prometedor abogados, médicos o ingenieros. También las generaciones
anteriores bebieron y fumaron y se “metieron”, pero quizás en una “escala menor”,
no de manera industrial. Al ver esta macrofiesta universitaria uno se explica
por qué han cerrado tantas librerías, por qué cada vez nos da más miedo a los “mayores”
ir a los médicos, por qué los abogados se parecen cada vez menos a Cicerón. Al
ver esta macrofiesta ¿universitaria?, uno siente un frío que le recorre la
espina dorsal porque los que tienen el futuro en sus manos bailan y bailan y
bailan con la cabeza y piensan con los pies. Pero lo mejor está por llegar: en
mitad de la “fiesta”, se dan premios a la primera chica que se “despelote” y lo
más terrible es que hay chicas que se despelotan por unas copas gratis o por un
viaje a Ibiza en donde les espera más fiesta y más despelote. Por si fuera poco
con semejante salvajada, el despelote se graba en los teléfonos móviles de la “jumentud”
(¡Gracias, don Joaquín Mauri Vera, por tan hermosa y triste palabra ) que
atiborra la macrodiscoteca y se hace “viral”. Y, viendo este desenfreno más que báquico., uno se pregunta en dónde están las feministas
y los derechos de la mujer que se pasan por el forro estas futuras
profesionales liberales por un puñado de dólares que les sirvan para meterse
más etílico y seguir despelotándose. Me cuentan que hasta esta fiesta se
acercan numerosos erasmos y ya, con esta información, no me cabe duda de que el
Erasmus cada vez es más orgasmus. ¿Qué ha hecho Erasmo de Rotterdam para tener
que poner su nombre a los viajes sexuales de la juventud europea?
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