Medina
de Rioseco es la Ciudad de los Almirantes, de los Almirantes de Castilla. Y,
cuando uno visita tan hermosa ciudad castellana, surge la pregunta: ¿Cómo podía
ser la Ciudad de los Almirantes una ciudad sin mar, a la que tan sólo riega el
escuálido río Sequillo que lame apenas el convento de Santa Clara? La explicación
histórica es la que sigue y que espero poderos contar con estos rigores del
estíos. Fue el rey Fernando III el Santo el que creó el título y se lo concedió
a Ramón de Bonifaz que fijó su residencia, como es lógico, en Sevilla que era, quizás y sin quizás, el mayor puerto de
España. Sin embargo, todo cambia cuando un
hijo bastardo de Alfonso XI, tenido con Leonor de Guzmán, Fadrique Alfonso de
Castilla, recibió este título y fue el
progenitor dl linaje de los Enríquez que eran de Rioseco y que recibieron,
desde 1405, el título de Almirantes de Castilla. Pero los Enríquez no se fueron
a Sevilla, ni montaron en ningún barco, ni fueron almirantes d ninguna flota.
Como dice Florentino Pérez de Embid, “el Almirante pasa a ser un
palaciego que intriga para acrecentar sus preeminencias”. Vamos que los
Enríquez no sabían de navegación, pero
sí conocían el “deporte” español de recaudar impuestos para su propio
beneficio. Tan es así que las galeras reales se sustituyeron por veleros
privados que se alquilaban para los combates y los Almirantes acabaron peleados
con la nobleza sevillana y hasta con el mismísimo rey de Castilla. El cargo de
Almirante de Castilla estuvo en
vigor hasta el año de 1705 cuando Tomás Enríquez de Cabrera tuvo la mala idea
de apostar por el Archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión y el rey Felipe V
le quitó el almirantazgo de Castilla. Desde esa fecha ya no ha vuelto a haber
almirantes en Castilla, pero en la ciudad de Rioseco, sin saber por qué, hay
noches en que los trigos parecen un mar, un mar lejano, un mar soñado…
Este
humilde escribano, que también es poeta, escribió este soneto a la Ciudad de
los almirantes.
- MEDINA DE RIOSECO
Pero ¿dónde la mar, mis almirantes?
¿donde los barcos con velas al viento?
¿dónde están los marinos sin cuento?
¿dónde están los vigías vigilantes?
Pero ¿dónde la mar, mis almirantes
si veo sólo campo polvoriento
y un seco río con cauce sediento
y unos chopos que me miran distantes?
¿No ves trigos por el viento brizados,
joven, que preguntas por los mares,
joven, que los crees tan alejados?
¿No ves, entre los castos encinares,
barcos con sus mil sueños
anclados
si con los ojos del alma mirares?
No hay comentarios:
Publicar un comentario