De
Europa Central, el maravilloso libro de Vollmann, se ha escrito mucho y con
razón porque es uno de los grandes libros que se han escrito y que se
escribirán sobre la Segunda Guerra Mundial. Sabido es que por él desfilan von
Paulus, Hitler, “mi” Shostakovich , el documentalista Karmén, el general
ruso Andrei Vlaslov o Käthe Kollwitz, la artista de Könisberg. Como de eso ya
han hablado gentes con más conocimiento que un servidor, he creído oportuno
tratar de la música a la que se hace referencia en este libro. De Dimitri
Shostakovich se “escuchan· las siguientes obras:
- Su sinfonía nº 7, la de Leningrado, la que intentaron acallar sin éxito los cañones alemanes, mientras los músicos la interpretaban en pleno ataque a la ciudad mártir.
- Su Trío para piano nº2, op. 67.
- Su Sonata para piano y violoncello, op. 40 en la que parece que “Shosta” plasmó todo su amor por Elena, su pareja secreta.
- El Cuarteto nº 8, el famosísimo op. 110, que compuso el músico en su visita, en 1960, a la Dresde destruida por las bombas aliadas.
- La ópera de Shostakovich Lady Macbeth de Mtsensk.
Además hay
que contar con Sofia Gubaidulina de la que, si puedo, hablaré en una entrada
aparte.
Esta
música es fundamental para entender el libro, pero, por favor, no me lo leáis
con música de fondo, aunque sea de la que trato, porque no estoy para nada de
acuerdo con la lectura con música de fondo. Que ¿por qué? Pues porque no se
puede hablar y sorber sopas.
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