miércoles, 17 de julio de 2019

LA LEY DE VAGOS Y MALEANTES


Andamos por estas fechas de resurrección franquista con la Ley de vagos y maleantes y se la adjudicamos, con poco conocimiento o con mala intención, al ferrolano de marras. Los que tal dicen no saben que esta ley fue aprobada por el gobierno de la  República en 1933 y ni que  su aprobación se llevó a cabo por la totalidad de partidos que integraban por aquel entonces el  Congreso de los Diputados. La redacción del primer proyecto la presentó el gobierno de Manuel Azaña, pero los socialistas, con mucha visión de futuro, alegaron que esa ley, en manos de la derecha, podía ser muy peligrosa. Así es como la ley pasa a ser redactada por el socialista Jiménez de Asúa, célebre penalista, y por el también miembro del PSOE, Mariano Ruiz-Funes. A los que se condenaba, se los mandaba a campos de concentración para proceder a su reeducación. Estos campos estaban en Alcalá de Henares, Burgos y el Puerto de Santa María. También se abrió otro en la isla de Annobón, en Guinea Ecuatorial. Franco, en 1954, lo que hace es incluir a los homosexuales como personas que delinquían en contra de esta ley y así también siguió siendo en una ley casi gemela, la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, que aprobada en 1970, enviaba a la cárcel o a los manicomios a los homosexuales. Como dato final, deciros que después de la llegada de la democracia, no se aplicó, pero que su derogación data de 1995 y que por tanto, continuó vigente hasta ese año que sería el penúltimo de la presidencia de Felipe González Márquez.


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