El problema
de la despoblación de Castilla y de la España interior que ahora, por fin, ha
empezado a preocupar a los políticos arranca de l siglo XIX. Castilla no había
sido pobre; al contrario, ciudades como Segovia tenían una rica industria de
tejidos que se abastecía de la lana que
se negociaba en las ferias de Medina del Campo, en su tiempo, las más
importantes de Europa. Otros centros de gran actividad textil fueron Palencia,
Béjar, Lumbrales, Fuentes de Nava, Becerril de Campos o, sin ir más lejos,
Portillo. En esta comarca cercana a
Boecillo, se cultivaba la rubia, una planta que se usaba como colorante y
todavía podemos ver algunos molinos de rubia en Portillo o en Mojados que no
son sino ilustres ruinas de un pasado mejor. ¿Qué ocurrió para que aquella
Castilla rica, que exportaba paños a Cataluña y Europa acabara en la lista de
las regiones despobladas?
Habría
que irnos a principios del siglo XIX y a un viajero como Stendhal, el gran escritor
francés, para entender lo que ocurrió. Dice este escritor y experto en la
administración napoleónica: “Los catalanes quieren leyes justas- anota – de
Perpiñán a Barcelona a excepción de una ley de aduana que debe de ser hecha a
su medida. Quieren que cada español que necesite algodón pague cuatro francos
por la vara por el hecho de que Cataluña está en el mundo. El español de
Granada, de Málaga o de la Coruña no puede comprar paños de algodón ingleses,
que son excelentes, y que cuestan un franco la vara”, Más claro, había que
comprar los paños catalanes antes que los ingleses y antes que los castellanos
por lo que toda España se convierte en un mercado cautivo del mercado textil
catalán. Cataluña recibe este premio y empieza un despegue económico del que no
es ajena – la verdad ante todo-, una burguesía trabajadora y emprendedora. Así,
mientras España era un páramo industrial, Cataluña, más en concreto en Mataró, contaba con el primer tren en 1848, la primera
sociedad de electricidad fue catalana(1886) y Gerona fue la primera ciudad de
España con alumbrado eléctrico (1886).
Que me diga alguien, por favor, dónde está el agravio de Castilla a Cataluña.
Con
Franco, Cataluña y su burguesía que cantaba el Cara al sol si era menester, siguieron teniendo un trato de favor.
En 1943, Franco establece por decreto que sólo Barcelona y Valencia puedan
tener ferias internacionales y así fue hasta 1979. Las primeras autopistas
fueron catalanas y se construyeron por la década de los setenta. Sin embargo,
por esa misma época Galicia no tenía unas comunicaciones “decentes” con el
resto de España y tan sólo en el 2001 se abrió la autovía de las Rías Baixas,
casi cuarenta años después. A día de
hoy, que yo sepa, todas las capitales catalanas están conectadas por AVE
mientras que en Extremadura se ha comenzado este año a renovar un trazado de
¡siglo XIX! y Galicia y Cantabria esperan un AVE del que no se sabe fecha.
No
quiero hacer con esto un memorial de agravios, tan sólo decir que, en muchas
ocasiones, los hijos más beneficiados son los que más pegas ponen a la vida de
su familia y los que, agraviados no se sabe por qué razones (muchas nacidas del
más puro egoísmo) quieren abandonar la casa paterna porque se sienten
“agraviados y maltratados” mientras que otros hermanos, en verdad agraviados y
maltratados, se callan y siguen arrimando el hombro a la economía familiar.
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