Vuelvo a hablar de O primo Basílio porque el acierto
filológico de Concha López Jambrina me recordó la importancia que tiene, en
dicha obra, Juliana, la criada de la casa de Luísa y Jorge, un gran personaje del que merece la pena
hablar. ¡Y tanto que merece la pena! Juliana es, a mi gusto, uno de los personajes centrales de
la novela y desde luego, un personaje maravillosamente tallado por Eça en el
que más que un tipo consigue un arquetipo de un modo de conducta: el resentimiento.
Sí, porque Juliana es una resentida cuya ambición desmedida tiene
como finalidad ser como su señora a la que odia porque se siente inferior
desempeñando su trabajo. Pero que sea Eça el que os lo cuente:
Julgava-se
vagamente roubada. Començou a odiar a
casa. (La negrita es mía, claro)
Tinha para isso muitas razões,
dizia: dormia nun cubículo abafado; ao jantar não lhe davam vinho, nem
sobremesa; o serviço dos engomados era pesado; Jorge e Luísa tomavam banho todos
os dias, e era um trabalho encher, despejar todas as manhãs as largas bacias de
folhas: achava despropositada aquela mania de se porem a chafurdar todos os
dias que Deus deitava ao Mundo; tinha servido vinte amos e nunca vira
semelhante despropósito!
Juliana
hubiera querido tener una tienda, una mercería como aquella que le puso Cayetano
Salgado a Clara Aldán en Los gozos y las
sombras de Torrente Ballester; una tiendecita pequeña en la que ella
hubiera sido su jefa. Porque a Juliana no le gusta obedecer ni que
nadie la mande. Y va generando un odio
terrible contra su señora a la que llama con un mote despectivo. Por
resentimiento, aprovecha la occasion de
la carta para chantajearla, para convertirse ella en ama y la señora en criada
en una subversion de papeles propia de una comedia plautina y que es todo un retrato de los deseos de
Juñliana.
Juliana no quería haber nacido pobre:
le hubiera gustado haber nacido rica o, por lo menos, sin tener que servir a
nadie. ¿Soberbia además de resentida? Es posible. Y por eso su carácter se va haciendo
más amargo, se va llenando de odio, de rencor. Mucho escribió el doctor Marañón
en ese maravilloso libro que es Tiberio en donde va estudiando al emperador
romano y consigue un estudio soberbio del
rancor. Un libro muy recomendable
como todos los de Marañón.
Pero ¿tiene Jualiana acaso algún consuelo,
algo que le haga salir de su mundo de odio y resentimiento?
Sí, sí que lo tiene: está orgullosa de sus pies. Así lo cuenta Eça:
A sua alegría era ir aos domingos
para o Paseseio Público, e alí, com a orla do vestido erguida, a cara sob o
guarda-solinho de seda, estar a tarde inteira na poeira, no calor, imóvel,
feliz- a mostrar, a expor o pé!
Gran
personaje éste de Juliana salida de la pluma de un gran escritor.
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