Os
pido, por favor, que leáis este fragmento de la versión que Franz Keim escribió
sobre el Cantar de los nibelungos. No
me digáis que nos os recuerda a una leyenda de la mitología griega:
-
Gracias a nuestro parentesco, voy a
confiarte el secreto para que puedas salvarle. Ya sé que cuidas de su vida.
Después de bañar al dragón se bañó con su sangre, pero durante el baño, cayó
una hoja de tilo sobre su espalda y allí mi amado Sigfrido es mortal.
¿A que os suena? Al igual que en el
poema épico en el que estáis pensando, Hagen se aprovechará de esa pequeña
parte de su cuerpo para matarlo al clavarle una lanza en ese pequeño espacio de
piel en el que cayó, de manera tan poética como desafortunada, una hoja de
tilo. ¿Conocía el anónimo poeta del cantar la mitología griega? Si la conocía,
cómo le llegaron esas historia a la Germania de finales del siglo XII? ¿Hay un
camino de las estrellas por el que los poetas se comunican más allá del tiempo
y del espacio?
Por cierto,
que no os he dicho que la traducción es de la gran Carmen Bravo - Villasante
que tanto y tan bien tradujo del alemán. Pero de tan ilustre traductora ya os hablaré
otro día.
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