Bien es sabido por
cualquier melómano que se precie que don Anton Bruckner tiene una sinfonía
llamada la Nº 0 en re menor también conocida como la “La Cero” (Die Nullte). La
historia de esta sinfonía es, en verdad, curiosa y os la voy a narrar en clave,
más o menos, literaria.
Estamos en Viena, en 1869, y Otto
Dessoff, director de la Orquesta Filarmónica de Viena, está ensayando la que
iba a ser la segunda sinfonía de Bruckner. Al ensayar el primer movimiento, a
Dessoff le surgieron dudas sobre cuál era el tema principal y se lo preguntó al
compositor. El compositor, que estaba presente en la sala escuchando el ensayo,
se quedó callado, cogió la partitura y se marchó a su casa. No conforme con
eso, anuló los ensayos y abandonó esta sinfonía que se estrenó el 12 de octubre
de 1824 dentro de los actos por el centenario del músico de Ansfelden. En fin,
parece que el maestro era un poco susceptible y me recuerda a aquel famoso
chiste de Eugenio:
-
Hola, ¿cómo estás?
-
¡Pues anda que tú!
Cosas
de artistas.
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