Μή, φίλα ψυχά, βίον
ἀθάνατον σπεῦδε,
τὰν δ’ἔμπρακτον ἄντλεῖ
μαχανάν.
¡Qué
hermosos versos estos que nos regala Píndaro en su Pítica III! No cabe más
comentario que mi humilde traducción/traición de humilde profesor de lenguas
muertas (pero muy vivas en los corazones cultos). Por cierto, con esta
maravillosa cita, Paul Valery encabeza su Cementerio
marino, pero eran otros tiempos. Pero vamos con la traducción:
No busques, alma mía, una vida inmortal; por el
contario, apura el recurso hacedero.
Si toda la
filosofía después de Platón son notas a pie de página, puedo decir lo mismo de
toda la poesía después de Píndaro. Es exagerado, pero su “miaja” de verdad
tiene.
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