Hace ya
veinte años - ¡cómo pasa el tiempo!-, con ocasión de los 250 años de la muerte
de Bach, se llevó adelante el proyecto PASIÓN 2000, que fue un encargo de la
Academia Internacional Bach de Stuttgart cuya dirección estaba en las manos de
Helmuth Rilling. Se pensó en cuatro músicos contemporáneos que compusieron sus
respectivas pasiones como homenaje al maestro alemán. El primero fue Wolfgang
Rihm con su Deus passus, es decir,
Dios sufriente, que es la obra en cuya audición he pasado los tres primeros
días de la Semana Santa y que se basa en los textos de San Lucas; La Pasión según San Juan de la
compositora rusa pero afincada desde hace muchos años en Alemania, Sofia
Gubaidulina; La Pasión según Marcos
del argentino Olsvaldo Golijov, una obra atrevida en la que se mezclan ritmos
hispanoamericanos y judíos, y el chino Tan Dun que compuso su Water Passion after St. Matthew, una
obra atrevida y moderna hasta el extremo. Unos años antes, pocos, Penderecki
había compuesto su Credo y su Réquiem de la reconciliación. Merece la pena que dediquéis un poco de
vuestro tiempo, que sé que es escaso, a escuchar estas cuatro pasiones porque
son cuatro maneras distintas de enfocar el misterio de la Pasión de Cristo.
Podéis empezar por la de Golijov, con
esos ritmos cubanos y también sacados de las melodías hebraicas, e ir poco a poco con el resto. Las más “duras”,
las de Tan Dun y la de Gubaidulina, con esa tristeza que se corta. Os lo dejo a
vuestra elección.
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