Mi madre
falleció en la Fundación Jiménez Díaz, en un ya lejano – y en ocasiones muy
cercano- , año de 1985, en la Clínica de
la Concepción que siempre había sido
para mí una palabra de mi infancia. A mi abuelo Luis lo operaron a finales de
los años cincuenta cuando la Concepción
acaba de construirse; fue una operación de piedras en el riñón y el doctor Luis
Cifuentes Delatte, el médico que le operó, un gran investigador en la urología que
falleció en Madrid en el 2005 a los noventa y ocho años. Además, la Concepción
era el lugar de trabajo de don Luis Masjuán, un médico que vivía en el primer
piso y que iba a la Fundación en un Aston Martin matrícula de Bilbao. En la
Concepción me hicieron un electro allá por 1981 y me vio el doctor Amando Esquivel,
otro de los pioneros de aquella clínica puntera en investigación médica. Pero
¿quién fue el iniciador de este proyecto? Un hijo de labradores, el padre de
Albares en Guadalajara y la madre de El Molar, un pueblito de Madrid en donde
la Tole hacía los mejores milhojas de doble capa que pude comer en mi infancia,
que había nacido en la capital en el fatídico año de 1898. Discípulo de Cajal,
estudiante en Alemania y en Inglaterra, don Carlos, como era conocido por los
discípulos, fundó aquella clínica sobre las ruinas de la Fundación Rubio y le
puso el nombre de su mujer. Don Carlos se rodeó de un equipo de investigadores
que fueron, durante muchos años, la avanzada de las investigaciones médicas en
España. La “Concepción” era garantía de un buen hacer profesional que todavía
dura. Aquel muchacho humilde, hijo de unos campesinos, había logrado su sueño y, frente a su obra,
tiene un monumento con su fuente incluida en la madrileña plaza de Cristo Rey
en cuyo lateral se puede ver la fachada de la Fundación con su línea curva para
formar la plaza. Sufrió Jiménez Díaz un duro
accidente de circulación en 1963, pero
seguía yendo a “su fundación” hasta que la muerte le sorprendió en 1968
mientras trabajaba en su clínica. Es decir – y perdón por el tópico-, murió con
las botas puestas. Un gran médico que, en estos días de héroes de la sanidad,
es necesario recordar.
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