Si algún
intelectualoide de los que pueblan las redes pensaba que no me iba a atrever a
hablar de Corín Tellado, se ha equivocado de medio a medio, pero sí tengo que
aclarar que jamás he leído a esta asturiana y que en mi casa tampoco se la leyó
jamás pues, aunque mi abuela Patro sí
era amiga de los seriales (recuerdo Simplemente
María con la maravillosa música del Concertino para guitarra de Salvador
Bacarisse), no se metió nunca a leer a
la Tellado. Quizás el que su padre, mi bisabuelo José María, la llevara a ver
los estrenos de Lorca en Madrid con la Xirgu la hizo inmune a este tipo de
literatura.
Vamos al lío. Nos guste o no, Corín
Tellado es la escritora que más libro ha vendido en España después de
Cervantes. Estas cosas pasan en las mejores familias y os tengo que recordar
que el diario más vendido en España fue el AS que, junto con la revista
Interviú, llegaban con facilidad al millón de ejemplares. ¿Qué cuántos libros
vendió la Tellado? Pues agarraos los
machos: 400.000.000 de ejemplares. Sí, habéis leído bien. Su número de novelas
asciende a 2243 sin contar los relatos para revistas como Variedades. Con razón le
dieron la Medalla al Mérito en el Trabajo en 1998. Lo más curioso de todo es
que ella no reconocía escribir novela rosa:
“Ni soy romántica ni
escribo novelas románticas. Soy positiva y sensible, y escribo novelas de
sentimientos, que no es lo mismo. Para mí, la novela puede ser sentimental, no
me molesta que me encasillen en la novela rosa, pero es evidente que muchos
ignoran que la denominación rosa procede de cuando las tapas de la novela eran
de ese color. El amor nunca pasa de moda y aunque mis novelas puedan parecerse
entre sí, todas son diferentes. El desamor es lo que más está presente en ellas”.
Corín (que era un hipocorístico de
Socorrín, diminutivo de Socorro) apenas describía en sus novelas y su estilo
era absolutamente directo. Ella misma nos cuenta de su facilidad para encontrar
tema:
“Yo hilvano un
argumento en 5 minutos. Las historias de la vida cotidiana me inspiran. Yo
recopilo las vivencias de la calle y las acoplo a mis cosas. Mis personajes
tienen una tremenda humanidad. Hay muchas chicas que en la vida real han vivido
lo que viven mis personajes. Yo adorno con fantasía las realidades, siempre
escribo de gente de la alta sociedad, rodeada de lujos”.
Las novelas de Corín Tellado acaban
siempre en Boda y ella misma de nuevo nos cuenta sus aventuras con la censura
franquista:
“A insinuar me enseñó la censura, porque
decía las cosas claras y eso me lo rechazaban. Hubo meses que me rechazaron
hasta 4 novelas. Algunas novelas venían con tantos subrayados que apenas
quedaba letra en negro. Me enseñaron a insinuar, a sugerir más que a mostrar.
Aprendí a contar lo mismo pero con sutileza, así nunca me dejé nada por decir”.
No
os extrañe que dijera estas palabras con las que cierro esta entrada:
“He sacrificado mi vida a la
literatura. Me hice daño a mí misma. Pero dejaré de escribir, cuando me caiga
la cabeza sobre la máquina. Yo no me rindo”.
Y así fue pues pese a que
desde 1995, recibía todas las semanas tres sesiones de diálisis peritoneal,
siguió dictando a su nuera y murió casi sobre la máquina de escribir. Eso sí,
en el 2000, Corín Tellado publicó una novela en Internet, la red de redes.
Pero antes de cerrar la
entrada, decir que supo adaptar sus novelas a los tiempos y en las últimas
hablaba de maltrato, drogadicción, independencia de la mujer o infertilidad.
Se me olvidaba también
deciros que había nacido en Viavélez, una parroquia de El Franco, en Asturias y
que murió en Gijón en el 2009. Su nombre para el siglo fue María del Socorro
Tellado López.
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