Andan ahora a vueltas
con sacar a Quepo de Llano de la Macarena de Sevilla y, puestos a decir cosas
contra el tordesillano, vuelven a sacar a colación esa conversación entre
Queipo y el comandante militar de Granada, Valdés Guzmán. Así lo refiere Ian Gibson, máxima autoridad en
estos temas lorquianos:
Granada es sólo una
comandancia militar que depende de Sevilla. Granada le consultaría qué hacer
con el poeta y él dio su beneplácito. No podían hacerlo sin su permiso. Así que
cabe pensar con certeza que Queipo pronunciara aquello de: "Café, darle mucho
café". Eso significaba al paredón con él. Aunque no fue en el caso de
Lorca un paredón, sino un asesinato a las afueras de Granada sin papel alguno.
De los desaparecidos de Víznar no se sabe nada. Hoy día sigue desaparecido, lo
cual es un escándalo.
Lo de café viene de un
acrónimo: C.A. F. E = Camarada, arriba Falange Española y era lo que se decía,
bien cuando se había fusilado a algún desventurado, bien cuando se daba la
orden de fusilarlo.
Hasta
aquí todo muy “bien”: Valdés Guzmán, comandante del Gobierno Militar de Granada,
llama a Queipo a la Capitanía de Sevilla y, para quitarse responsabilidades, le
pregunta que qué hacen con Lorca. Es entonces cuando Queipo pronuncia la
terrible frase: “Café, darle mucho café”.
Esto pudo ser perfectamente posible, pero Gibson – y como él, todos los
que han tomado su exhaustiva investigación como referencia-, se “olvidan” de
algo fundamental que sí recoge Caballero Pérez en su libro en donde presenta
una imagen del diario Ideal de Granada con fecha 19 de agosto de 1936. En esa
imagen de la hemeroteca se lee lo siguiente: “Restablecidas las comunicaciones
telefónicas con toda Andalucía, excepto con Jaén, Málaga y Almería; se admiten
conferencias telefónicas siempre y cuando se realicen desde el locutorio de la
Telefónica”. Es decir que las comunicaciones se restablecieron el 19 de agosto
y, si Lorca fue detenido el 16 y fusilado en la madrugada del 17, es imposible
que Queipo hablara con Valdés Guzmán en la noche del 16 o en la madrugada del
17 por una razón muy simple: no había teléfono entre Granada y Sevilla.
Me
extraña que a Gibson, que desarrolla un estudio exhaustivo, “se le pasara por
alto” este “pequeño detalle”. Queipo, sin duda, podrá ser culpable de muchas
cosas, pero no dio la orden del asesinato de Lorca ni pudo decir nada del café.
Por cierto, que la frase de marras comete un error pues dice “darle” , en
infinitivo, por “dadle” en imperativo, un desliz muy común en el habla popular.
En
fin, lo dicho: que ahora que ha vuelto a salir el tema con la exhumación y
traslado de los restos de Queipo, creo que es necesario dejar las cosas en su
sitio.
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