miércoles, 12 de octubre de 2022

LORCA LLEGA A LA HUERTA DE SAN VICENTE

 


Federico García Lorca había leído su Bernarda Alba en la casa del doctor Oliver y veía que Madrid era una ciudad al borde la explosión. Lorca, como todos los artistas, buscaba el sosiego que no podía encontrar en Madrid y pensó que en la casa familiar en la Huerta de San Vicente encontraría ese sosiego que le faltaba en la capital. Repito lo que he dicho en otra entrada anterior: no estaba significado políticamente hablando ni militaba en ningún partido. Era un hombre con ideas sociales como le dijo al periodista Felipe Morales en una entrevista el 7 de abril de 1936:

         El día que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que jamás ha conocido la Humanidad.

            ¿Son estas palabras, que podría y tendría que haber pronunciado cualquier obispo católico palabras para asesinar a un hombre? No lo creo.

         En fin, sigamos. El 14 de julio Federico llegó a su casa de Granada y el 20 se hacían con el poder los militares rebeldes y los falangistas. Al poco detienen a su cuñado, Manuel Fernández Montesinos, alcalde de Granada y marido de su hermana Concha, que, tras unas semanas detenido, es fusilado. Además, fuerzas sublevadas “visitaron “la Huerta por unos oscuros asesinatos que se habían producido en Asquerosa, más tarde Valderrubio, en donde los Lorca habían vivido. Fue entonces cuando la familia del poeta valoró la situación y pensaron en tres posibles alternativas:

-         Huir a zona republicana.

-         Refugiarse en casa de Manuel de Falla

-         Refugiarse en casa de los Rosales, que eran falangistas e íntimos amigos, sobre todo Luis, de Lorca.

 

Ya sabemos lo que eligieron, pero lo eligieron sin darse cuenta de que andaba de por medio un resentido que tenía ganas de presa. Y la tuvo, vaya si la tuvo.

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