Alejandro Magno vivió tan sólo treinta y tres años, desde el 356 a. C. hasta el 323. a.
C., pero en esos años le dio tiempo a mantener relaciones con cuatro mujeres y
con dos hombres. Vamos con las damas en primer lugar.
Parece
ser y según recogen las fuentes de
Claudio Eliano que la primera mujer con la que Alejandro tuvo relaciones fue
con Campaspe, una ciudadana de Larisa en la región de Tesalia.
También
mantuvo una relación con Barsine, hija del noble persa Artabazo, con la que
tuvo un hijo Heracles que sí que llegó a conocer pues el que tuvo con Roxana,
Alejandro IV, fue un hijo póstumo. Alejandro acudía a los banquetes del padre y
en ellos conoció a la hermosa Barsine.
Tuvo
también una relación con Estatira, hija de Darío III Codomano. Esta mujer, con la que se casó Alejandro parece que por
motivos políticos, no salió nunca del
harén de Susa en donde estaba con su abuela Sisigambis. Cuentan que se quedó
embarazada, pero que Roxana se “encargó” de ella y eliminó a la madre y al hijo
quitándose un problema de en medio. Plutarco cuenta que los arrojó los
cadáveres a un pozo y lo cegó.
Dejamos
para el final de las mujeres a la hermosísima Roxana, la mujer más bella de
Asia según los cronistas. Roxana acompañó a su marido hasta la India y se quedó
embarazada de Alejandro IV que nació seis meses después de la muerte de su
padre. Más tarde, en otra entrada, hablaremos de la suerte de este hijo póstumo
del conquistador.
En
cuanto a sus relaciones con hombres, Alejandro fue fiel toda su vida a
Hefestión, amigo de infancia y compañero en el aula de Aristóteles. Cuando
murió, Alejandro dedicó a su amigo del alma un espléndido funeral, pero esa
muerte le dejó una terrible herida en el corazón de la que no se recuperó
jamás.
También
mantuvo relaciones con Bagoas, un eunuco persa de la corte de Darío III. Mary Renault tiene una novela maravillosa, El muchacho persa, en la que se habla de
este castrato. Es una novela que leí hace muchos años, pero cuyo perfume
permanece en mi recuerdo.
Pero
seguro que, al leer esta entrada, os ha surgido una duda. Si Alejandro IV sobrevivió
a su padre, ¿por qué no fue su sucesor en el trono de Grecia y de Asia? Si me dejáis,
os lo cuento en otra entrada.
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